En la antiguedad ya vemos cómo el ser humano ha intentado explicar aquellos fenómenos naturales que no entendía como una expresión divina de furia hacia el hombre, a causa de su pecado.
Terremotos, tornados, erupciones volcánicas… todos aquellos desastres naturales que el hombre no entendía, los atribuía a una presunta voluntad divina en contra del ser humano.
Hoy en día, gracias una mayor comprensión de la naturaleza, podemos explicar esos fenómenos gracias al estudio de las placas tectónicas, la metereología, etc. sin recurrir a una acción divina directa.
Pero desgraciadamente, la incultura hace que todavía haya gente que pretenda que Dios hace y deshace por capricho para castigar o premiar al hombre mediante el clima, como el “pastor” Pat Robertson, como podeís ver en el siguiente video:
Creo que la actitud cristiana ante una desgracia así tiene que ser la de solidaridad y de ayuda, no la de señalar con el dedo y culpar.